La Costa de la Muerte, la combinación perfecta
Unas playas únicas con la mezcla de olas salvajes y paisajes inolvidables, así es la Costa de la Muerte
Te vamos a contar un recorrido fantástico para que lo disfrutes en un viaje inolvidable. Porque sólo de escuchar su nombre se te pondrán los pelos de punta: La Costa de la Muerte… Vaya combinación… Muerte… Y costa… Olas salvajes de mar embravecido, temporales de vientos huracanados cargados de lluvia poderosa, paredones de roca afilada que se desploman en picado hundiéndose al encuentro con el mar enfrentándose a un agua tan rabiosa como fría.
Pero la Costa de la Muerte va más allá del mito. Y de la triste realidad de la dureza de la vida en el mar aquí, donde tantos barcos han naufragado. La Costa de la Muerte es una sucesión de paisajes increíbles y lugares a los que viajar con calma, como debe viajarse por cualquier sitio, pero por Galicia en particular. Y te vamos a contar algunos de los secretos que tienes que conocer: los “must” de esta costa sin tregua.
Marquemos un rumbo. Imaginemos que sales desde la Coruña, después de haber paseado por sus calles, seguido con la mirada multitud de peces dentro del Nautilus en el Lar do Peixe, tomado algo en alguna de las terrazas de la Plaza de María Pita, la heroína de la ciudad, visitado (y ascendido) la espectacular Torre de Hércules…
Y, por supuesto, zampado a gusto algún pescado o marisco en alguno de sus restaurantes. La Costa de la Muerte comienza en Cabo Roncudo y abarca todo el litoral hasta el fin del mundo, es decir, hasta Finisterre, pasando por localidades pesqueras emblemáticas (con visita recomendada cada una de ellas, y degustación de las delicias que ofrecen) como Malpica, Puenteceso, Laxe, Camariñas o Muxía.
En Camariñas no dejes de conocer como las palilleiras hacen virguerías de encaje al ritmo de sus palillos. Es una profesión centenaria y artesana que si no fuera protegida desaparecería. Y te aseguro que el sonido del golpeteo de los palillos y su ritmo mántrico te dejarán relajados como si acabaras de hacer una meditación en una estupa budista en pleno Katmandú.
Hagamos una parada en cada una de las playas deliciosas que encontraremos en nuestro camino y en las que te apetezca detenerte. Pero nosotros te recomendamos alguna de las joyas. Primera parada obligada: la Playa de O Rostro. Es una playa salvaje donde baten el mar y el viento sobre un arenal increíble rodeado de verde y donde las dunas le dan un punto especial que no puedes dejar de conocer. Cuando decimos salvaje es precisamente eso: no busques chiringuito ni demasiada gente en cualquier época del año. El juego que dan las mareas te permitirá ver la vida que hay en ella y lo extenso del arenal: un paseo descalzo por ella merece la pena.
Siguiente playa obligada: Playa de Arnela, en la Parroquia de Carnoedo (Santo André). Si has llegado a ella habrás visto alguno de los acantilados de toda la costa, que cortan la respiración. Es la playa más occidental de Galicia y está expuesta a un oleaje bravo que la hace peligrosa para el baño. Sin embargo, el acceso por senderos la convierte en un remanso de paz que te invitamos a vivir intensamente. Algunas sendas recorren con pausa los recovecos de esta costa. No dejes de dar un paseo por alguno de ellos, aunque sea breve y pronto vuelvas sobre tus pasos. Ya habrá tiempo de parar en playas más populares.
Y si hablamos de parar, hay dos paradas obligadas. La primera de ellas es el Faro de Finisterre. El fin del mundo está aquí, sobre todo si el mar está bravo o incluso si la niebla lo cubre todo. Pero que está aquí ya lo sabían poblaciones anteriores a la llegada de los romanos, que encontraron aquí el lugar por donde el sol moría en el horizonte y donde la magia era intensa en rituales de fertilidad: hay algún yacimiento muy antiguo aún sin excavar, como el de Vilar Vello. El camino de Santiago termina aquí si quieres continuarlo. Prueba de ello son la cantidad de mogotes de piedras y las reseñas y botas desgastadas que son abandonadas en pequeños altares aquí y allá. No dejes de tomarte una cerveza en el bar del faro y de probar su riquísima empanada.
Otra de las joyas obligatorias de la zona: la Cascada de Ézaro. El río Xallas cae directamente al mar en uno de los pocos lugares de España donde ocurre esto, y lo hace en una zona de ría que es espectacular: el salto de agua es atronador… ¡¡no puedes no venir a verlo!!
Si subes por la carretera hacia arriba podrás disfrutar de una vista privilegiada de la ensenada de Ézaro… con las poblaciones de Caneliñas y O Pindo franqueando la entrada del mar en la tierra.
Cerraremos este recorrido por la Costa de la Muerte con una playa tan conocida como recomendable: la playa de Langosteira. Es una playa enorme de arena fina y blanca, semiurbana; popular pero con mucho espacio para poner tu toalla, tu sombrilla y disfrutar de una jornada de playa perfecta. Nos gusta mucho y por eso te la recomendamos, aunque hay numerosas playas estupendas menos conocidas y que también te invitamos a explorar.
Aquí termina nuestro recorrido por la Costa de la Muerte: un recorrido lleno de paisajes, acantilados, verde y aguas poderosas que luchan por conquistar la tierra.
Galicia ofrece playas, gastronomía, paisajes y magia… Mucha magia… Lugares emblemáticos como Corrubedo, el Castro de Baroña, petroglifos,… Hacia el sur, hacia las rías altas. Pero esta es otra historia que te contaremos en nuestro próximo volumen de este recorrido que hicimos en el verano de 2017 y que nos ha dejado una huella imborrable.