Playas de Asturias

Las playas de Asturias tienes que vivirlas

Las corrientes y el oleaje fuerte del Cantábrico golpean con fuerza los 345 kilómetros de las playas de Asturias. El verdor de las montañas y prados próximos a la costa llega al mar para fundirse con sus olas blancas de espuma. Y es que en la Costa Verde, como se llama a la costa asturiana, nos ponemos románticos y poéticos al sentir la fuerza de estas playas, que es desbordante y al encontrarte de frente con los increíbles paisajes que verás aquí.

Y hablando de olas, en algunas de las playas de Asturias encontraremos las mejores olas del mundo para surfear, como la famosa ola de izquierda de la playa de Rodiles, que es conocida internacionalmente por sus tubos y que colocan a esta joya asturiana entre los 100 mejores spots del mundo, como dicen los surferos.

La Costa Verde es una costa abrupta con numerosos acantilados, aunque también tiene playas arenosas y calas preciosas que suelen salir posicionadas entre las playas más curiosas y más bonitas de España.

Algunos ejemplos de playas de Asturias increíbles son la famosa playa de interior de Gulpiyuri o la de Ballota, en Llanes, la playa de arena fina de Aguilar, en Muros, la de Cadavedo, en Valdés (a la que bajarás por un acantilado digno de ver) o la playa del Silencio, en Cudillero, que hace honor a su nombre pues te quedarás sin palabras al verla. Los usuarios de Playea elegísteis estas playas como las mejores playas de Asturias en el año 2015. Y si estás en Cudillero, no dejes de comer en alguna de las terrazas de su plaza, volcada al mar, rodeada de casitas de colores que se entremezclan. No olvidarás fácilmente esos pescados y mariscos ricos y el ambientazo que se respira. Y ya que estamos, no dejes de visitar Tapia de Casariego o Llanes, que no te defraudarán.

Playas en un entorno precioso rodeadas de verdes bosques y prados que se hunden en aguas impetuosas. Acantilados inaccesibles y una gastronomía auténtica con gentes abiertas y amables que te invitarán a disfrutar de tu merecido descanso. Son playas para vivir. Y, ya sabes, a una playa no vas: ¡una playa la vives!