


La vida es mejor en las playas de La Alegranza
Si vas a las Islas Canarias y visitas Teguise, no puede dejar la ocasión para visitar esta isla y probar alguna de las playas de La Alegranza. La historia de la isla es curiosa, pues a pesar de ser la primera mancha de tierra que encontraron los colonos que llegaron de la península en 1.402, no verás ningún rastro de urbanizaciones, construcciones… y estas pequeñas joyas que vamos dejando aquí y allá. Sólo quedan unos pocos restos de edificios en el sur de la isla, abandonados a principios del S. XX y, por supuesto, un faro precioso que funciona en automático (sin farero).
Estamos en la Reserva Marina del Archipiélago Chinijo, así que algo tiene que haber aquí para que una isla tan pequeña (10 kilómetros cuadrados) tenga tanta importancia. Vaya si la tiene: es residencia permanente de aves como el alimoche o el águila pescadora, pero también la única colonia atlántica del halcón de Eleonor. No es difícil ver desde una barca ballenas, tiburones, delfines o tortugas, con un poco de suerte.
Las playas de La Alegranza, de origen volcánico, son salvajes... ¡no: lo siguiente! Su arena rojiza y sus olas bravas las convierten en un lugar playero inusual. Como inusual es lo que tienes que organizar para venir aquí: sólo llegarás en barco privado, pues no hay línea que te traiga. Y sólo podrás hacerlo si has solicitado permiso (y te lo han concedido) en la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias. Pero si quieres moverte por el interior de la isla, tendrás que contar también con la autorización del actual propietario de la tierra, Enrique Jordán.
Si llegas allí tendrás que contarnos, pero ten claro que Playea te estará ayudando desde el satélite!!